El otro viernes fuimos a bailar con los pibes a la City. Es verdad que no tengo la mejor predisposicion nunca para ir a bailar pero eso se potencia mucho más cuando entro al boliche. Entramos y nos quedamos un ratillo ahí en el hall de entrada (?) del lugar, hasta que en un momento de coraje nos dispusimos a atravesar esa horda humana de gente sacudiendo sus cuerpos al compás.
Analizo el campo de batalla en busca de algún hueco para meterme hasta que diviso un "trencito" de gente movilizandose y me sumo, no doy dos pasos hasta que se suman otros muchachos atras mios y una incesante mano apoyada sobre mi espalda me obligaba a avanzar constamente sea lo que sea que tenga enfrente. Como esta, en los 20 mts que avanzé, recibi centenares de empujones de todo tipo y color. Para variar.
Una vez que llegué al otro extremo del boliche procedí a quedarme parado ahí. Para qué: trillones de empujones. Pero gordo pelotudo pedí permiso enfermo hijo de mil puta ojalá que te pise un tren conchudo! Encima parece que mientras más empujan y mientras más "se plantan" más guachos pistolas son. Cuando ya estaba completamente harto de la situación un "trencito" de pendejas pasa y me empuja por enésima vez. Y pensé: esa pendeja que rifa su dignidad todas las noches a la suerte de que un flaco quiera proceder a voltearsela vistiendose de putita como estaba vestida todavía le sobra cara para empujarme?. Me hizo acordar a la colarada del colegio (perdon pancho y bruno) que encima de yo haberla visto perder su dignidad siendo violada por medio colegio se daba el lujo de andar todo el día con cara de orto.
Después decidí ir a apoyarme a la barra a ver los tragos a ver si se compadecian y me regalaban uno (?). Cuando me apoyé no había nadie a mis alrededores pero en un abrir y cerrar de ojos estaba rodeado a ambos lados por dos grupos de rugbiers quienes, claro está, fueron encerrandome cada vez cuan si fuera una pelota en un scrum. Resistí estóicamente (?) pero de repente muevo un poco las piernas y siento que una de ellas golpea con algo, lo pateo pero era así como duro (?), miro para abajo y era una pendeja en cuclillas hablando por celular que por todas las luces que tenía parecia una maquina del tiempo. Yo nunca necesite ni remotamente un celular ni aunque estuviera en el medio del desierto del Sahara y esta pendeja que tenía un lustro menos que yo necesitaba prioritariamente hablar por celular ultimo modelo en el boliche. La putié en 15.000 idiomas. Sin embargo cuando cortó, se puso de pié y me pidio perdón y permiso. No terminaba de asombrarme de esa pendeja y ya me habian empujado 6 veces más. Al rato nos fuimo y así termina esta expedicion; no sin mas empujones en el camino de regreso a la salida del bolice.
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